"No hay sociedades idénticas, no hay países que sean mejores que otros, ni religiones que sirvan para conquistar verdades. Si sólo intentáramos comprender que nuestra vida es tan efímera como un copo de nieve, quizás entonces, después de haber conquistado la belleza, podríamos permanecer serenos hasta la posteridad."


Orhan Pamuk


domingo, 24 de abril de 2011

La Prensa Turca en la mira de Europa

Foto: Tiempo Argentino


Lucas Farioli / Estambul

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Una comisión debatirá en Bruselas presuntas violaciones a las libertades fundamentales en Turquía. El gobierno argumenta que la oposición puede manifestarse libremente, y que permitió la publicación de un medio pro-kurdo.

Ha caído como un verdadero balde de agua fría en Ankara, donde el líder del gobierno, Recep Tayyip Erdogan, reitera de forma constante que en “Turquía se respeta escrupulosamente la libertad de pensamiento y expresión”. Se trata del “inoportuno” anuncio de la Comisión Europea para los Derechos Humanos en el que hace públicos sus planes de convocar a una sesión extraordinaria en Bruselas para debatir presuntas violaciones de los derechos fundamentales de expresión y libertad de prensa en Turquía y los Balcanes. La reunión, a la que también asistirá Stefan Fule, comisario para la ampliación de la unión, vuelve a poner de relieve el debate que se genera en Bruselas acerca del ingreso de Turquía a esa comunidad de naciones, que se expresa en críticas hacia el estado de la libertad de prensa.
Además de suponer un nuevo revés para las aspiraciones europeas del país euroasiático, el anuncio encendió aun más el acalorado debate doméstico sobre la libertad de prensa a pocas semanas de que la policía allanara la redacción el periódico Radikal con el objetivo de localizar y destruir el borrador de un libro altamente crítico con la gestión del ejecutivo, que todavía no llegó a publicarse. Un mes y medio atrás los periodistas del portal OdaTV Soner Yalçın, Barıs Pehlivan y Barıs Terkoglu eran detenidos bajo sospecha de formar parte de la trama golpista Ergenekon, un complot antigubernamental cuyo presunto cometido radicaba en hacer caer al gobierno islamista de corte moderado del Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco).
La medida no estuvo exenta de polémica cuando ante la repercusión que alcanzaron las detenciones, el nuevo embajador de los Estados Unidos en Ankara, Francis J. Ricciardone, calificó las políticas del Ejecutivo en materia de libertad de prensa como de “hipócritas”. Declaraciones que levantaron la ira del primer ministro Erdogan, quien se refirió al nuevo embajador como “un novato desconocedor de la realidad política del país”.
Sin embargo, la otra parte de la balanza está representada por el hecho de que bajo el mandato del AKP regresó a los quioscos el periódico pro-kurdo Ozgür Gündem (Agenda libre), que fue ilegalizado durante los ’90, y varios de cuyos integrantes fueron asesinados presumiblemente por paramilitares afines a la gendarmería turca. Algo que de alguna manera puede ser puesto en favor de las tesis de apertura que promociona el ejecutivo con la mirada puesta en la Unión Europea.
El hecho de que al día de hoy no son pocos los que consideran que la libertad de prensa en Turquía ha disminuido de forma considerable. Para los medios progubernamentales, “la ola de arrestos son la primera consecuencia de la presión por parte de los sectores republicanos más nacionalistas”. Un ejemplo de esto es la asociación de estudiantes Türkiye Gençlik Birligi (Unión de Juventudes de Turquía), quienes realizan protestas casi a diario por las calles estambulíes, ataviados con sus banderas y gritando consignas antigubernamentales. Por su parte, la oposición del Partido Republicano –que engloba el conjunto de las voces de los sectores laicos– no parece mostrarse muy entusiasmada con la apuesta europea de Erdogan, mientras las constantes refriegas con la prensa opositora han situado al Ejecutivo en el punto de mira de un sector muy relevante de los medios de comunicación turcos y del exterior.
Pero según los medios oficialistas, el Ejecutivo tiene otras razones para mostrarse tan tajante: la historia turbulenta de intervenciones militares en la democracia del país, la multitud complots golpistas (Ergenekon y Mazo de Hierro) y los persistentes actos de desobediencia de elementos de las fuerzas armadas (como lo fue el sobrevuelo de cazas turcos sobre el espacio aéreo griego durante la visita oficial del primer ministro heleno), entre otros muchos sucesos, hacen temer que se repitan los acontecimientos que terminaron con los golpes de 1960 y 1980. Algo que bajo el paraguas de la Unión Europea sería mucho menos propicio. <

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