"No hay sociedades idénticas, no hay países que sean mejores que otros, ni religiones que sirvan para conquistar verdades. Si sólo intentáramos comprender que nuestra vida es tan efímera como un copo de nieve, quizás entonces, después de haber conquistado la belleza, podríamos permanecer serenos hasta la posteridad."


Orhan Pamuk


domingo, 19 de junio de 2011

La lenta y progresiva islamización de Turquía (A la Turca para Intereconomía, borrador preliminar)

Foto: Islamtimes.org


Lucas Farioli / Estambul

La Turquía que ideó Atatürk se mostraba como el modelo ideal para forjar la nación más destacada y vanguardista de su entorno. En esencia la concepción de la república turca de la primera mitad de siglo XX, era mas más avanzada que muchos de sus congéneres europeos. Sin embargo en la actualidad el país euroasiático, embriagado por el éxito económico del islamismo neoliberal parece no haber sido capaz de recuperarse de sus mayores logros y bajo el liderato del ambicioso Erdogan se configura como una nación anclada en sus viejos tabúes. Del mismo modo sus fuerzas armadas, custodias de los valores laicos encuentran en la amenaza islamista, el entorno geopolítico y el conflicto kurdo, el conjunto de valías con los que han justificado sus constantes intromisiones en la vida política, -llegando incluso a derrocar y ejecutar a un primer ministro -Adnan Menderes- elegido democráticamente.
Eventos como estos precisamente han sido se han convertido en las armas esgrimidas por los islamistas, para dar la impresión de que su cometido era romper con un pasado de violencia, construir una Turquía mas plural y apuntar a Europa.
Pero como cual Sultán, Tayyip Erdogan, empezó a temer por su trono. No era para menos, pues los cuarteles empezaban a mostrar señales de insubordinación. Tras asentarse holgadamente en el poder y ante la ansiedad que le generaba contemplar la historia reciente de país, no dudo en mostrarse más autoritario.
Así fue como comenzó a materializar el cambio: leyes cuyo trasfondo denotan un claro carácter de corte moralista y religioso, páginas web censuradas, periodistas arrestados, libros prohibidos, represión contra los estudiantes que se manifiestan contra el elitista sistema de educación turco, más impuestos sobre el alcohol, campañas de rechazo social hacia aquellas parejas jóvenes que por ejemplo osen caminar de la mano o vivir juntos fuera del matrimonio, poco interés para combatir los crímenes de honor…la lista es interminable y es que el Sultán otomano ha vuelto y lo ha hecho para quedarse como mínimo hasta el 2023.

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