"No hay sociedades idénticas, no hay países que sean mejores que otros, ni religiones que sirvan para conquistar verdades. Si sólo intentáramos comprender que nuestra vida es tan efímera como un copo de nieve, quizás entonces, después de haber conquistado la belleza, podríamos permanecer serenos hasta la posteridad."


Orhan Pamuk


miércoles, 29 de junio de 2011

El Drama de los sirios que huyen a Turquía (Tiempo Argentino)



Lucas Farioli / Güveççi


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Las cifras oficiales hablan de 11.716 sirios asentados en campamentos habilitados por el gobierno turco. Escaparon de la violencia en su país y dicen que no volverán mientras el presidente Bashir al Assad se mantenga en el poder.


Finalmente, surgió una mínima causa de alegría dentro de lo que es el drama diario que conlleva el éxodo de refugiados sirios hacia Turquía. Anoche, una muchacha siria que burló el cerco de los militares de Damasco logró cruzar la frontera para casarse con su amado, un joven turco de Antakya. Gracias a su matrimonio, no tendrá que vivir en los campos, donde ya están hacinados 11.716 refugiados que, desde ayer, gozan de un permiso de salida de corta duración para realizar sus compras básicas, algo que han sabido aprovechar los periodistas ávidos de testimonios sobre lo que ocurre del otro lado de la frontera.
Así es cómo Murat, un estudiante de 22 años proveniente de Jsir Ash-Shughur y acérrimo opositor al gobierno de Bashir al Assad habló con Tiempo Argentino. “Tiran a matar, disparan a la cabeza y asesinan a cualquiera que se interponga en su camino”, dice. De su bolso, saca una cámara digital y muestra la foto de un hombre en una cama de hospital y en visibles malas condiciones. “¿Ves esto?, a este hombre le dispararon por la espalda, le destrozaron la columna vertebral y ya no volverá a caminar en su vida”, comenta. Cuando se le pregunta si volverá a Siria, Murat responde que “hasta que no caiga el régimen de Assad no lo hará”.
“Bashir intenta construir un régimen al margen del pueblo sirio. En mi país, no se nos permite abrir la boca, carecemos de libertad. Si se te ocurre criticar al régimen simplemente te matan, por ello escapé a Turquía. Quizás no sea nuestra casa, pero es suelo seguro, nos sentimos bien recibidos y no tenemos miedo”, explica.
Murat no duda de que, “tarde o temprano, el régimen caerá por su propio peso”. Tiene miedo, se niega a que le tomen fotos o lo graben en video. Sin embargo, eso no le impide hablar con firmeza. “Mis padres están en los campos, pero yo estoy aquí porque sé inglés y puedo dar testimonio del sufrimiento de mi pueblo”, concluye.
Turan es un granjero de 33 años que llegó a Güceççi hace pocos días, no tiene noticias de su familia desde entonces y durante horas fija su mirada curtida en el valle desolado que separa Turquía de Siria. Los alambrados de púas y los soldados turcos apostados en los alrededores impiden el acceso a los periodistas. Pero para Turan, detrás de todo eso hay algo más que un paisaje que atestigua una palpable tensa calma. “El horror y la muerte están allí, pero también mi familia”, por ello, apenas puede, quita su mirada de ese valle. “Prendieron fuego mi granja, mataron a nuestras vacas y a las mujeres les hicieron cortes en las mamas”, relata.
“He visto eso y muchas cosas más –dice Turan–, por eso vine hasta aquí, no tengo nada, pero la generosidad de los turcos me salvó la vida. Doy gracias a este país por todo lo que está haciendo por nosotros.” Estas son sólo algunas de las historias que estos refugiados traen consigo, pero que pocos de ellos se animan a contar.
“Hasta hoy hay 11.716 refugiados en los campos de acogida habilitados por el gobierno”, explica Emre Manay, agregado de prensa de la Agencia de Cooperación de Turquía. “Algunos han regresado voluntariamente”, señaló. Eso y no mucho más, dice Manay. Desde el gobierno no se quiere hacer demasiados comentarios y se mantiene el cerco informativo.
Pese a ello, los refugiados cuentan desde ayer con algunas breves horas de permiso para salir de los campos (algo que tenían estrictamente prohibido) para realizar sus compras básicas o distraerse. En la remota ciudad fronteriza de Güveççi, la población ya se acostumbró al revuelo mediático, pero sus habitantes están visiblemente conmocionados ya que muchos de ellos tienen lazos familiares o amigos del otro lado de la frontera.
“Que vengan todos los que quieran”, dice un joven local que prefiere que su nombre no sea divulgado. “Esta es su casa, aquí todos somos familia o amigos, por ello son más que bienvenidos”, agrega. Mientras tanto, el goteo de refugiados no cesa y dan crédito de una realidad que el régimen de Assad no quisiera ver reflejado en los hechos: “El principio del fin de un régimen tiránico ya está en marcha”, considera Murat. <

martes, 28 de junio de 2011

Tensa calma en la frontera turca (Intereconomía)

Foto: Lucas Farioli /Niño en el Campo de Version: YAYLADAGAY


Léelo en la Gaceta pinchando AQUÍ



  • LA GACETA se adentra en la frontera turca para hablar con los refugiados sirios. “No volveré hasta que Asad caiga”, comenta un joven.

  • Lucas Farioli. Enviado especial a Güveççi (frontera Siria-Turquía)
    “Volveré cuando la dictadura de Bashar el Asad se derrumbe”. Tras el estallido de la revolución en Siria, el caos se apoderó del país y algunos ciudadanos vieron como única salida cruzar la frontera para escapar de la violencia. Según informó ayer la Media Luna Roja turca (agencia de cooperación turca), ya son 11.400 refugiados, cifra que podría ir aumentando a lo largo de estos días.
    “Disparan a matar y lo hacen porque están desesperados; el régimen se tambalea”, explica Murat, un joven de 22 años que ha preferido quedarse en Güveççi, pueblo turco situado en la frontera, en vez de ir a los campos donde están sus padres, para “ayudar a los periodistas” a conocer lo que está ocurriendo en su país. “No tenemos ningún contacto con el otro lado, no hay cobertura, ni Internet. No sé nada de nadie”, señala.
    Sin embargo, la presencia de periodistas en este punto también empieza a incomodar al Ejecutivo turco. Para evitar incidentes con las tropas sirias que vigilan la zona desde el otro lado, los soldados turcos se muestran inflexibles. “Aquí no se puede estar, váyase de inmediato y apague esa cámara”, espetan a cualquier periodista que se acerque. Como Murat, Turan también ha conseguido esquivar a las fuerzas de seguridad sirias para cruzar la frontera y contar a la prensa verdaderas historias de terror. “Mataron a nuestro ganado, prendieron fuego a la granja y a las mujeres les hicieron cortes en las mamas con machetes”, comenta. Turan, de 33 años, tampoco piensa regresar hasta que Bashar se marche.
    Aunque es al otro lado de la frontera donde se desata la tensión y donde las tropas sirias mantienen su vigilancia constante para evitar más fugas, Selçuk Ünal, portavoz del Ministerio turco de Exteriores, comenta a este diario que “la situación se acabará normalizando en nuestro país vecino”. Con aparente calma, el portavoz indica que la presencia de tropas sirias en la frontera no es una amenaza, pero evita hablar de la avalancha de refugiados. Por su parte, la Media Luna Roja señala que aún hay capacidad para 250.000 refugiados más. Ünal sí comenta que han tenido que regular la presencia de medios porque algunos tienen miedo a volver por las posibles represalias. Aun así, los campos están protegidos las 24 horas por soldados y las alambradas están recubiertas de lonas, por lo que es casi imposible acercarse a la zona.
    Según el corresponsal de TGRT Haber TV, Mevlüt Yüksel, el estallido de violencia ha sobrepasado tanto los límites que “son los propios soldados sirios los que estarían abandonando las filas para ingresar en Turquía”. Hasta 16 militares habrían desertado, dos de ellos oficiales de alto rango, que tras la masacre de Jisr Ash-Shughur habrían decidido deponer las armas y unirse al flujo de civiles que escapan del baño de sangre.

lunes, 20 de junio de 2011

Indignados de Turquía se suman a las protestas (Vídeo y texto de A la Turca paraTelesur Venezuela)

 




Lucas Farioli / Estambul

Al igual que en las protestas que los indignados españoles han convocado hoy en todas las ciudades del país y también a nivel internacional, (siendo Antenas, Viena, y París sus principales escenarios), en Estambul, epicentro económico y social de Turquía, los jóvenes desencantados turcos no han querido quedarse fuera.

Esta tarde hacia las 19.00 horas, medio centenar de jóvenes indignados han llevado a cabo de forma paralela una concentración en la céntrica plaza de Taksim para lo que han recorrido la avenida de la independencia, una peatonal comercial donde numerosos viandantes se han unido a la marcha y ha aplaudido a su paso a los jóvenes.

“Al igual que en España, Francia, Grecia, Túnez y Egipto nosotros estamos aquí para cambiar las reglas del juego democrático y llevar a la práctica una democracia real” asegura Alper, estudiante de 22 años quien se siente “indignado” porque en Turquía “las pésimas condiciones de trabajo suponen la receta ideal para el florecer económico turco”.

“las cifras de desocupación son inexactas y existe una importante economía sumergida y explotación infantil” añade, “así es lógico que la economía prospere, pero solo prospera para unos pocos” concluye.

Efectivamente como Alper, son varios los jóvenes turcos que reclaman un “futuro digno”, y es que la versión turca de los indignados, los “Gençler Mediana” (jóvenes a la plaza), “no ha hecho más prender la mecha” según aseguran varios de sus integrantes.

En conversaciones con este medio los dirigentes de la convocatoria comentaron que Gençler Mediana no descarta instalar otra acampada en la Plaza de Taksim así como manifestaciones mensuales “hasta que cambien el sistema o sus protestas sean atendidas por aquellos que dirigen el país”.
La anterior acampada tuvo que ser desaojada a raíz de la jornada de reflexión electoral que prohíbe tajantemente cualquier tipo de concentración política o forma de protesta en vísperas de una cita con las urnas. Por ello el pasado 10 de Junio los jóvenes levantaron las acampadas y prometieron una marcha para la semana siguiente

Asimismo la concentración de hoy supone una más de varias protestas que estos jóvenes indignados turcos han llevado a la práctica aunque si bien cuentan afluencia lo cierto es que todavía están lejos de igualar las masivas concentraciones en Grecia o España. En este sentido una activista anónima señaló “que la crisis ha afectado de forma diferente a Grecia y España por un lado y a Turquía (que experimenta un proceso de expansión económica sin precedentes) por otro”

“Se trata de una cuestión de tiempo ya que la precariedad no se conforma como una fase en la búsqueda de un primer trabajo sino que es parte indispensable del sistema en el que vivimos”, añade.

“Los jóvenes turcos poco a poco comienzan a darse cuenta de en que clase de sistema vivimos. Un sistema neoliberal sin escrúpulos en el que nosotros los jóvenes somos los que pagamos el pato” Sostiene la joven.

Los jóvenes indignados están estableciendo un movimiento global que pone en entredicho el “estado del bienestar” así como las principales referencias a nivel político, democrático y económico que conforman las democracias europeas. Algo que podría sentar precedentes y que encuentra su inspiración en escenarios tan dispares como Atenas o El Cairo.

domingo, 19 de junio de 2011

Sin incidentes transcurrió la jornada electoral en Turquía (Telesur Venezuela)




Lucas Farioli / Estambul

Este domingo 12 de junio los turcos vuelven a encontrarse con las urnas para decidir que partido gobernará Turquía durante los próximos cuatro años.
A las elecciones de este se presentan multitud de partidos políticos aunque según auguran las encuestas posiblemente solo cuatro de ellos (AKP, CHP, MHP, BDP) contarán con representación parlamentaria.
El Partido para la Justicia y el Desarrollo, (AKP) que lidera el actual del actual Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan, es una fuerza inspirada en la Democracia Cristiana alemana. Su innovadora propuesta, el llamado “Islamismo Moderado” ha sido capaz de cautivar a un sector crucial del electorado de la Anatolia central lo que llevó a esta formación al poder desde el año 2002.
El AKP será según vaticinan los sondeos el gran vencedor de estos comicios. Para ello el partido del Erdogan, ambicioso y calculador, aspira a revalidar el triunfo esta vez tratando de alcanzar hasta el 50% de los sufragios, lo que le daría vía a libre para modificar la constitución en solitario, instaurar un modelo presidencial y cambiar las leyes electorales que actualmente le impiden perpetrarse en el poder.

Lo que dejó la Resaca electoral (A la Turca para Intereconomía, borrador preliminar)

Foto: KSMSTV.COM / Erdogan en pleno miting electoral


Lucas Farioli / Estambul

Tras la tormenta llegó la calma. Mientras en distrito estambulí de Kadiköy, (parte asiática de la megápolis intercontinental), los servicios de limpieza apenas se tuvieron que emplear tras las escasas celebraciones por el triunfo islamista en las generales del pasado domingo, (Kadiköy se conforma con el bastión republicano) en el distrito de Fatih (parte europea), de callejuelas estrechas y retorcidas, baluarte de la clase trabajadora, caldo de cultivo islamista; los efectivos municipales simplemente no daban abasto, y es que allí se vivió una verdadera fiesta. Una fiesta que para despejar dudas –por si las hubiera- dejó bien claro quienes han sido los grandes triunfadores de estos comicios. Pero ¿y los perdedores, han salido tan mal parados después de esta aplastante derrota?
Según citaba la periodista turca Betül Kotan en la edición impresa del diario Radikal “todas las formaciones han conseguido resultados positivos, en especial los republicanos que pasan de un 20% a un 25%, (3,5 millones de votos mas), sus mejores resultados en los últimos 34 años”.
El complejo entramado que conforman las leyes electorales turcas a veces resultan en fórmulas contradictorias, si bien el AKP de Erdogan ganó en los comicios del 2002 con el 38,9% de los sufragios -ocupando escaños suficientes para llevar a consulta su paquete de reformas constitucionales- lo cierto es que aunque el domingo los islamistas arrasaron con el 50% de los votos escrutados, también perdieron escaños situándose en los 326 asientos del Meclisi, insuficientes para llevar su planes constitucionales a referéndum.
Es en este punto donde el diario opositor Hürriyet hace más énfasis: “Ha ganado la democracia” ,señalaba uno de sus titulares, y es que según apunta Hürriyet “el ejecutivo podrá cambiar la constitución solo si lo hace contando con los demás representantes del parlamento”.
Al contrario de lo que Rifat Basaran, del diario Radikal señalaba en su columna “La moral del MHP echa pedazos”, el Dr Tolga Bilener profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de Galatasaray, le comentó a La Gaceta que este no había sido un mal resultado para el MHP “que habría conseguido sobrevivir a la ola de escándalos aguantando en el Meclisi con un 13,1%”
Además el Dr Bilener duda de que tras los escándalos estuviera la mano negra de Erdogan.
“A mí me parece mas bien un complot interno, porque ni Bahçeli ha hecho muchas declaraciones, ni se ha investigado demasiado, da la sensación de que hay dos corrientes enfrentadas dentro de la ultraderecha, una rama dura, y otra más aperturista que intenta abrirse paso”, concluye el investigador.
En las calles las opiniones siguen muy divididas, y a pesar de que Erdogan no ha alcanzado sus metas mas inmediatas las clases medias siguen mostrándose muy pesimistas. “No veo esperanza para nuestro país” le dijo a La Gaceta Ozlem Dikel, diseñadora gráfica de 29 años. “aunque no hayan logrado rematar sus ambiciones serán cuatro años más de continuas prohibiciones”, sentencia la joven.
Erkin Ünlü, informático de 25 años y votante republicano se mostró mas optimista.
“Somos una piedra en el camino del AKP. por ello los resultados dejan claro que aunque sean (los islamistas) los ganadores, nosotros nos resistimos a sus formas prohibitivas y autoritarias”, señala.

La lenta y progresiva islamización de Turquía (A la Turca para Intereconomía, borrador preliminar)

Foto: Islamtimes.org


Lucas Farioli / Estambul

La Turquía que ideó Atatürk se mostraba como el modelo ideal para forjar la nación más destacada y vanguardista de su entorno. En esencia la concepción de la república turca de la primera mitad de siglo XX, era mas más avanzada que muchos de sus congéneres europeos. Sin embargo en la actualidad el país euroasiático, embriagado por el éxito económico del islamismo neoliberal parece no haber sido capaz de recuperarse de sus mayores logros y bajo el liderato del ambicioso Erdogan se configura como una nación anclada en sus viejos tabúes. Del mismo modo sus fuerzas armadas, custodias de los valores laicos encuentran en la amenaza islamista, el entorno geopolítico y el conflicto kurdo, el conjunto de valías con los que han justificado sus constantes intromisiones en la vida política, -llegando incluso a derrocar y ejecutar a un primer ministro -Adnan Menderes- elegido democráticamente.
Eventos como estos precisamente han sido se han convertido en las armas esgrimidas por los islamistas, para dar la impresión de que su cometido era romper con un pasado de violencia, construir una Turquía mas plural y apuntar a Europa.
Pero como cual Sultán, Tayyip Erdogan, empezó a temer por su trono. No era para menos, pues los cuarteles empezaban a mostrar señales de insubordinación. Tras asentarse holgadamente en el poder y ante la ansiedad que le generaba contemplar la historia reciente de país, no dudo en mostrarse más autoritario.
Así fue como comenzó a materializar el cambio: leyes cuyo trasfondo denotan un claro carácter de corte moralista y religioso, páginas web censuradas, periodistas arrestados, libros prohibidos, represión contra los estudiantes que se manifiestan contra el elitista sistema de educación turco, más impuestos sobre el alcohol, campañas de rechazo social hacia aquellas parejas jóvenes que por ejemplo osen caminar de la mano o vivir juntos fuera del matrimonio, poco interés para combatir los crímenes de honor…la lista es interminable y es que el Sultán otomano ha vuelto y lo ha hecho para quedarse como mínimo hasta el 2023.

Triunfo con sabor amargo en los comicios turcos (A la Turca para Intereconomía, borrador preliminar)

Foto: quevaina.net /El premier deposita su voto



Lucas Farioli / Estambul


Los furgones electorales recorren las avenidas estambulíes mientras sus altavoces expelen proclamas políticas. En cada esquina, cada plazoleta, cada peatonal, se emplazan las casetas de todos los partidos políticos, la mayoría de ellos extraparlamentarios que ruegan por el voto del ciudadano.
Los militantes inmersos en una verdadera batalla sonora y visual, junto al infernal y habitual tráfico, un 70% de humedad y casi 30 grados de máxima, amedrentan en vez de cautivar al de por sí estresado ciudadano estambulí.
En Turquía huele a elecciones y es que hoy los turcos tienen una cita crucial con las urnas.
A los comicios se presentarán multitud de partidos políticos auque se espera que solo los cuatro que cuentan con representación parlamentaria, superen el estricto 10% de los sufragios que imponen las leyes electorales turcas para acceder al Türk Meclisi (parlamento turco).
Por orden de relevancia los partidos del Meclisi son el AKP (Partido para la Justicia y el Desarrollo, de corte Islamista moderado), el CHP, (Partido Republicano Popular, laico nacionalista) el MHP (Partido del Movimiento Patriótico de ultraderecha) y el BDP (Partido por la Paz y la Democracia, pro kurdo).
Los principales partidos extraparlamentarios lo componen el Saadet Partisi (islamistas) del recientemente fallecido ex-premier Erbakan, el BBP (islamista-nacionalista), el partido comunista (TKP), y el Partido Libertad y Solidaridad (ÖDP). Así mismo EDÖB (Bloque por el Trabajo, Democracia y Libertad) liderada por Sirri Süreyya Önder y Sebahat Tuncel, de constituye como una nueva iniciativa abiertamente pro-kurdas que si alcanza asientos en el Meclisi podría pactar con el BDP y formar una fuerza crucial para formar gobierno.

El AKP y la progresiva islamización del país

Mientras el AKP del Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan empieza a acostumbrarse al poder, sus polémicas iniciativas de carácter moralista ha desperado el terror de la clase media. Algunos ejemplos de esto según señalan fuentes citadas por el portal opositor Haber Sol son planes como el llamado “Famia23”diseñado por Selma Aliye Kavaf , ministra de estado y la presidenta de la Secretaría de la Mujer y la Familia”. Según este medio lo que la ministra intenta es “promover una campaña de rechazo social hacia aquellas parejas jóvenes que si estar casados convivan en el mismo techo”.
El hecho de que en Turquía a día de hoy un joven de 18 años pueda casarse, conducir un vehículo de motor, poseer hasta cinco armas de fuego… pero tenga prohibido por ley comprar alcohol hasta cumplir los 26 años, o el hecho de que la concejalía del distrito de Beyoglu, epicentro cultural y de ocio de Estambul (y también gobernada por los islamistas), haya presentado un decreto para prohibir que en bares y clubes haya butacas dobles con el objetivo de evitar “conductas impúdicas en espacios públicos”, o que el hecho de que el próximo 22 de agosto entre en vigor un plan de paquetes de filtros para restringir el acceso a varias páginas webs, incluyendo varias redes sociales como Facebook (En Turquía ya hay aproximadamente 6500 páginas prohibidas); deja claro hacia donde girarán las políticas del ejecutivo si como bien auguran las encuestas, los islamistas ganan las elecciones de hoy.
Estos comicios se presentan como una prueba de fuego para expresar el creciente descontento, en especial el de los más jóvenes (el 60% de la población tiene menos de 30 años) ante la avalancha de restricciones. Por ello en la calle las mujeres jóvenes profesionales sean quizás las que más reacias se muestran a la reelección de Erdogan.
Bahar Dogan, investigadora de 27 en la Universidad de Bilgi en Estambul le dijo a este medio que votará por los republicanos porque “le inquieta mucho el marcado perfil islamista del AKP”.
“Erdogan tiene que irse. Como mujer me aterra que acabemos convirtiéndonos en regímenes como Irán o Arabia Saudita. Están intentando ingresar en un club de islamistas fanáticos lo que ha arruinado nuestras relaciones con países de mayor tradición democrática”.
Ece Kurtulus, también mujer, y estudiante de 20 años asegura que quiere darle su voto a Kiliçdaroglu porque el actual ejecutivo “esta demoliendo los cimientos de la Turquía moderna y occidental que soñó Atatük”
Derya Cem Kurtar, casada y profesional de 25 años natural de Esmirna: también votará contra el AKP. “Prefiero darle mi voto a los republicanos porque me dan mucha más confianza y simplemente son más transparentes y modernos”.
Pero lejos de los centros urbanos, en los “Gecekondular” (cinturones periféricos), es donde se gesta el caldo de cultivo islamista. En la barriada estambulí de Kartal, Burak Edikli, licenciado en turismo, desocupado y de 24 años habla para La Gaceta. Comenta que se decanta por Erdogan porque “los partidos de la oposición ya gobernaron en coalición anteriormente logrando resultados desastrosos para la economía turca”
Preguntado sobre si comprende los miedos de las clases laicas Burak afirma que “Turquía nunca será como Irán”.
“Erdogan no es un fanático sino un hombre de principios que no utiliza la religión sino que gobierna para todos los turcos. Se trata de una campaña de miedo de la oposición” concluye Burak.
En electoral turco también hay opiniones inconformistas para todos los gustos. Gülay Yaşar, enfermera de 25 años no le dará su voto a ninguno de dos los principales partidos del escenario político turco.
“Votaré por los candidatos independientes del EDÖB porque además de promover una constitución más justa, defender los intereses de la mujer y los estudiantes, también apuestan por integrar a la minorías así como solucionar la cuestión kurda”.
El Dr. Tolga Bilener, profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de Galatasaray opina como especialista en la materia asegurando que “la cuestión no es si ganarán los islamistas sino el numero de escaños que conseguirán en el parlamento”.
“Si superan los 367 escaños la nueva constitución será el principal punto de su agenda (sistema presidencial, etc.), pero si no sobrepasan los 330 pueden pasar dos cosas: que abandonen sus proyectos constitucionales, o que intenten comprometer a otros partidos. Es aquí donde los kurdos jugarían un papel crucial”.






LOS PARTIDOS


El Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP) será según señalan los sondeos el gran vencedor de estos comicios. Para ello el Premier Tayyip Recep Erdogan, aspira a revalidar el triunfo tratando de alcanzar hasta el 50% de los sufragios, que le daría vía a libre para modificar la constitución en solitario, instaurar un modelo presidencial y cambiar las leyes electorales que no le permiten perpetrarse en el poder más de tres comicios consecutivos. Su eslogan “Hedef 23” (objetivo 23), así lo deja claro.

El Partido Republicano Popular. (CHP) es el partido del fundador de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Atatürk. Su nuevo dirigente Kemal Kiliçdaroglu la ha convertido en la fuerza socialdemócrata por excelencia dotando al partido de un nuevo carácter, lejos de la acidez de su antecesor Deniz Baykal quien tras protagonizar un escándalo sexual arrastró en su caída a los viejos barones republicanos.
Apodado Gandhi por su carácter dialogante, Kiliçdaroglu cautivó a jóvenes desencantados de clase media inquietos ante el avance del islamismo. Las encuestas le dan al menos el 30% de los votos.

El Partido del Movimiento Patriótico, (MHP) bajo el liderato de Devlet Bahçeli. Se conforma como la ultraderecha turca y pilar fundamental de la política del país. Sin embargo a menos de un mes de la cita electoral la aparición de una serie de vídeos comprometedores que alentaron otro gran escándalo sexual, forzó la dimisión de nueve de sus miembros mas destacados.
Este serio revés pone en juego la supervivencia de la ultraderecha ya que de no superar el listón del 10% de los sufragios acceder al parlamento, el AKP obtendría los medios necesarios para hacerse con la mayoría absoluta.

El factor kurdo. El Partido de la Paz y la Democracia (BDP) es la piedra angular que republicanos e islamistas podrían precisar para formar gobierno.

Turquía ofrece a Erdogan una tercera pero insuficiente Mayoría (La Razón Digital)

Foto: La Razón Digital / Simpatizantes de Erdogan celebran el triunfo


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Lucas Farioli / Horacio Gauna  / Estambul/Ankara

Las nubes no dieron tregua en la jornada electoral turca. Pero, como se esperaba, las lluvias trajeron una abundante cosecha de votos para el «islamismo de mercado» del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, quien por tercera vez consecutiva logró una aplastante mayoría absoluta (mayor en términos porcentuales que en 2007, aunque con menor número de escaños).

Sin embargo, Erdogan, de 57 años de edad, deberá renunciar a la reforma constitucional con la que pretendía crear un Estado presidencialista al estilo francés y se verá obligado a forjar alianzas con la débil oposición y someter la reforma a la voluntad popular con un incierto referéndum. El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), fundado en 2001 por él y el presidente de la República, Abdulá Gül, logró 327 escaños, menos de los 341 logrados en 2007, y desde luego insuficientes para lograr la mayoría absoluta aplastante que necesitaba para reformar a su antojo la Carta Magna, cifrada en 367 asientos.
El «milagro económico» turco, con un crecimiento del 8,9% en 2010, ha sido suficiente para que la inmensa mayoría del electorado haya apostado por una continuidad que pretende lograr que Turquía ingrese en 2023, cuando se cumple el centenario del nacimiento de la República,  en el club de las diez mayores potencias económicas del mundo. Tras la apertura de los colegios electorales, hacia las 7 de la mañana, el proceso se desarrolló sin incidentes serios, si bien, según la agencia Anatolia, una veintena de personas fueron arrestadas por haber intentado votar con identidades falsas en varias provincias de mayoría kurda.
Los dirigentes de los principales partidos acudieron a votar en medio de un gran revuelo mediático. Así, el líder del centroizquierdista y republicano CHP, Kemal Kiliçdaroglu, acudió a votar con su mujer y su hijo en su colegio electoral de Ankara a las diez de la mañana, donde fue aclamado por sus seguidores. Los resultados del principal partido de la oposición fueron mejor de lo esperado, ya que el CHP obtuvo 136 escaños (por los 112 que tenía).
Erdogan hizo lo propio acompañado de su mujer, Emine Erdogan, y su hija, Sümeyye. «Respetaremos cualquiera que sea la decisión de la nación», remarcó. Horas después, tras conocer los resultados, Erdogan dejó claro que seguirá con sus planes para convertir el país en una república presidencialista. «El pueblo nos ha dado un mensaje claro para construir una nueva Constitución con consenso», declaró. «Si el principal partido de la oposición y otros partidos de la oposición acceden, nos sentaremos y hablaremos en un diálogo que  incluya también a otras organizaciones ajenas al Parlamento, ONG y asociaciones», afirmó Erdogan.
Por su parte, el derechista Movimiento Nacionalista de Devlet Bahçeli, dañado por los escándalos de varios vídeos sexuales que han implicado a altos cargos del partido, perdió una veintena de escaños. El MHP obtuvo 53 asientos por los 71 de que disfrutaba.
Las candidaturas independientes pro kurdos obtuvieron un 5,5% y entre 35 y 36 escaños, lo que los convierte en una fuerza muy relevante para poder gobernar. Además, los independientes kurdos del Partido de la Paz y la Democracia (BDP) hicieron mucho daño a Erdogan en las provincias del sureste, de mayoría kurda, donde el AKP vio reducido su voto en beneficio de estos candidatos, que al concurrir oficialmente sin partido evitan el límite del 10% que la ley electoral impone a cualquier partido para tener representación en la Asamblea.
Según varios analistas turcos, es poco probable que Erdogan pacten con los kurdos, por lo que si el Gobierno quiere llevar a cabo las reformas constitucionales necesarias tendrá que consultar antes con los dos principales partidos del Parlamento. Haldun Sölmazturk, coronel retirado y analista político afín a los republicanos, aseguró a LA RAZÓN que «si bien el AKP no podrá cambiar la Constitución, es posible que comparta poder con los kurdos en el Parlamento, aunque no de forma explícita». Sölmazturk vaticinó duras conversaciones con Erdogan. «No hay bases materiales para estos cambios constitucionales, en especial después de la anterior consulta constitucional, por lo que tendrán que ensayar otras formas para alcanzar su objetivo de perpetuarse indefinidamente en el poder. Nadie quiere ser gobernado por un Gobierno autócrata», señaló.

Pocos cambios en el Parlamento

El partido de Erdogan mantendrá por muy poco su mayoría absoluta en el Parlamento turco. Lo paradójico es que, a pesar de que aumenta su porcentaje de sufragios, obtiene menos escaños en la Cámara legislativa. La pretendida mayoría que le permitiría a Erdogan reformar la Constitución se queda así lejos y a expensas de difíciles, pero no imposibles, pactos con otras formaciones políticas.

Turquía vota por el Islamismo de Mercado (La Razón)


Foto: La Razón Digital / Erdogan durante un miting electoral



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Lucas Farioli / Horacio Gauna  / Estambul/Ankara


Ankara- La pregunta que los expertos se hacen hoy cuando Turquía va a elecciones generales no es si ganará el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, sino por cuánto y qué es lo que cambiará en un país donde sólo una vez en la historia de la Turquía moderna un partido consiguió vencer en tres comicios sucesivos, y además si éstas, de favorecer al «premier», le permitirán impulsar  la reforma constitucional para implantar un régimen presidencial similar al de EE UU y modificar las leyes electorales que le den luz verde a seguir su mandato más de tres periodos consecutivos.
Los sondeos pronostican que el partido del primer ministro Recep Tayyip Erdogan del AKP (Partido para la Justicia y el Desarrollo) alcanzará entre el 45 y el 50% de los sufragios gracias a una receta que conjuga el islamismo moderado con políticas neoliberales que han convertido al país en una potencia emergente con un crecimiento del 8,9% en 2010.
Su impactante eslogan electoral ,«Hedef 23» (objetivo 23), hace referencia al centenario de la fundación de la república, pero también deja claro cuáles serán sus aspiraciones electorales futuras. El mensaje ha calado ya no sólo entre el conjunto de la clase trabajadora –más apegada a los valores tradicionales y bastión del islamismo, sino también entre los componentes de la clase media y cualificada, que se muestran escépticos del avance de los islamistas en Turquía. Si efectivamente Erdogan logra superar el 50% de los escrutinios, tendrá las manos libres para una reforma constitucional que no requerirá la celebración de un referéndum.
Este polémico proyecto y el carácter más bien autoritario –y poco dado a recibir críticas– del «premier» han conformado los ingredientes que el líder de la oposición, Kemal Kiliçdarolgu, ha jugado a su favor para atraer el voto de los jóvenes y la recelosa clase media. Así pues, el líder del CHP (Partido Republicano del Pueblo) se presenta como un dirigente fresco, nuevo y dialogante, cuyas maneras rompen con las formas duras y acometedoras del anterior líder, Deniz Baykal, quien en su día fue el refundador de la formación tras la restauración de la democracia en 1983. Las encuestas pronostican que bajo el liderato de Kiliçdarolgu, quien salió airoso del referéndum constitucional del 12 de septiembre, el CHP obtendría entre el 30 y el 40% de los votos.

Los vídeos de la discordia
La polémica de estos comicios viene de la mano del escándalo sexual de 9 miembros  de la tercera fuerza parlamentaria. La formación de Devlet Bahçeli, el Partido de la Corriente Patriota, se ve ahora en serios problemas y, aunque la encuestadora Sonar augura que conseguirá superar el 10% de los sufragios que la ley electoral impone para llegar al Parlamento, lo cierto es que varios medios oficialistas lo ponen en duda.
Es aquí donde los nacionalistas kurdos podrían jugar un papel crucial, ya que si su formación, el Partido por la Paz y la Democracia, superase a la ultraderecha o si ésta quedara fuera del Parlamento, se convertirían en un elemento clave para formar gobierno, algo a lo que sólo accederían si los islamistas aceptan reformar aquellos puntos de la Constitución que se adecúen a sus demandas.